Terapia Ansiedad

Aprende a entenderla y manejarla
¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad y el estrés son experiencias emocionales universales a las que todos hemos estado sometidos en múltiples ocasiones. Las experimentamos cuando surgen cambios en nuestra vida cotidiana, nuestras circunstancias personales, familiares o laborales se ven modificadas, cuando nos presentamos a un examen, a una entrevista de trabajo, ante una cita importante, etc... En general, surgen ante cualquier situación que interpretamos como amenazante, que nos genera incertidumbre o que pensamos puede desbordar nuestros recursos para resolverla eficazmente. Es decir, la ansiedad se refiere a una respuesta a un peligro indefinido, confuso o imaginario, mientras que el miedo o el temor son respuestas a un peligro inmediato y real. De manera similar, el estrés es la respuesta fisiológica y psicológica del organismo ante un estímulo (evento, objeto o persona) que interpretamos como amenazante o que pone en peligro, de algún modo, nuestra integridad tanto física, como psicológica o social.
Ante estas situaciones, todos experimentamos los síntomas característicos de la respuesta de ansiedad o estrés: preocupación, temor, aprensión, taquicardia, sudoración excesiva, aceleración de la respiración, rigidez muscular, inquietud, etc.
¿CUÁNDO CONSULTAR A UN ESPECIALISTA?
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Cuando la ansiedad sea desproporcionada y/o injustificada ante estímulos o situaciones ambientales cotidianas,
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Cuando escape del control voluntario de la persona afectada,
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Cuando tenga un carácter intenso y recurrente,
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Cuando genere disforia, es decir, incomodidad y malestar significativos,
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Cuando interfiera negativamente en distintas áreas de la vida de la persona.
SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD
La ansiedad se manifiesta en una constelación de síntomas y afecta de forma distinta a cada individuo. Con el paso del tiempo, si no reciben un tratamiento adecuado, acaban consolidándose y perpetuándose, hasta llegar a constituirse en las diversas manifestaciones clínicas de los trastornos de ansiedad y estrés. La sintomatología de la ansiedad suele clasificarse en tres grandes grupos:
1) SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS:
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Sistema nervioso: cefaleas, mareos, vértigo, alteraciones visuales, amnesia.
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Sistema autónomo simpático: sofoco, sensación de calor, sudoración excesiva, sequedad de boca, rubor facial, escalofríos.
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Sistema cardiovascular: taquicardia, palpitaciones, hipertensión arterial, opresión torácica.
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Sistema respiratorio: dificultades para respirar (disnea), respiración acelerada y superficial (hiperventilación).
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Sistema digestivo: Dificultades para tragar (disfagia), dolor abdominal (por acidosis gástrica, digestiones pesadas, alteraciones de la peristalsis, aerofagia), náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento.
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Aparato locomotor: tensión muscular (dolor de espalda, articular o contractural), temblores, hormigueo, parestesias, dificultades de coordinación, fatiga o debilidad muscular.
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Sistema genito-urinario: disuria, dispareunia, disminución del deseo sexual, eyaculación precoz o retardada y disfunción eréctil.
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Irritabilidad, escasa tolerancia a la frustración y agresividad.
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Insomnio.
2) SÍNTOMAS COGNITIVOS
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Preocupación injustificada, intensa y constante.
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Miedo o temor injustificado, desproporcionado e irracional.
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Aprensión generalizada (expectativas de catástrofe inminente).
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Anticipación temerosa de situaciones evaluadas como amenazantes.
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Recurrencia de ideas negativas, irracionales e inquietantes (distorsiones del pensamiento).
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Disminución del rendimiento en procesos mentales superiores, como atención, concentración, aprendizaje y memoria.
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Entorpecimiento y dificultades en los procesos de toma de decisiones.
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Pérdida de la confianza en uno mismo.
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Indefensión o sensación de pérdida del control sobre el entorno.
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Sensación de despersonalización, distanciamiento e irrealidad
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Sentimientos de inadecuación, inferioridad o incapacidad.
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Sensación general de desorganización o desestructuración.
3) SINTOMAS CONDUCTUALES.
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Enlentecimiento motor, torpeza del movimiento.
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Inquietud, hiperactividad y movimientos repetitivos (tics nerviosos como rascarse o morderse las uñas).
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Reacciones de sobresalto.
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Tartamudeo y dificultades en la comunicación verbal.
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Conductas sistemáticas y planificadas de evitacón.
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Retraimiento y aislamiento social.
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Rituales y comportamientos compulsivos.
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Conductas de riesgo para la salud, como tabaquismo, abuso de alcohol