Preguntas Frecuentes

Entender cómo funciona la terapia y qué puedes esperar del proceso es importante antes de comenzar. Aquí encontrarás respuestas a las dudas más habituales que suelen surgir al dar el primer paso: duración, frecuencia, modalidades de atención, confidencialidad y otros aspectos prácticos.
Si tienes alguna pregunta que no aparece aquí, no dudes en ponerte en contacto conmigo, estaré encantada de orientarte.
¿Cómo saber si necesito un psicologo? Según la investigación en salud mental, la intervención temprana mejora significativamente los resultados y reduce el riesgo de que los problemas se cronifiquen. La terapia psicológica está indicada cuando los pensamientos, emociones o conductas afectan de manera sostenida tu bienestar, tus relaciones o tu desempeño en la vida diaria. Estudios muestran que acudir a un psicólogo no solo es útil en casos de trastornos clínicos diagnosticables, sino también para manejar estrés, ansiedad, depresión leve, conflictos interpersonales o dificultades en la regulación emocional. La evidencia respalda que incluso sesiones breves pueden generar cambios significativos cuando se utilizan enfoques basados en la evidencia, como la terapia cognitivo-conductual. En resumen, si sientes que necesitas apoyo para afrontar situaciones difíciles o mejorar tu bienestar, la terapia psicológica puede ser eficaz y preventiva, respaldada por la investigación científica.
Elegir psicólogo es una decisión importante y es fundamental asegurarse de que la persona a la que acudes dispone de la formación y experiencia adecuadas para poder ayudarte, así como de que cumple con los requisitos legales para poder ejercer en el ámbito sanitario.
Los psicólogos sanitarios o clínicos necesitamos contar, además del Grado o Licenciatura en Psicología, con una habilitación específica para intervenir en el ámbito de la salud que se obtiene mediante el Máster en Psicología General Sanitaria o vía PIR. Todo psicólogo en ejercicio debe estar colegiado en el Colegio Oficial de Psicólogos de su comunidad autónoma. Puedes dirigirte al Colegio si necesitas contrastar información.
Además, los profesionales de la salud mental, estamos registrados en el REPS (Registro Estatal de Profesionales Sanitarios). Esta información es pública y puedes consultarla, así sabrás que estás confiando tu bienestar en un profesional cualificado. y acreditado.
Otras cuestiones importantes que es recomendable preguntarle al profesional al que consultes son:
¿Está especializado en el tipo de problema que tengo?
¿Qué experiencia tiene en este tipo de problemas?
¿Qué tipos de tratamientos utiliza?
¿Se ha comprobado su eficacia para solucionar mi problema?
¿Cómo vamos a trabajar durante las sesiones?
Según la investigación en salud mental, la intervención temprana mejora significativamente los resultados y reduce el riesgo de que los problemas se cronifiquen. La terapia psicológica está indicada cuando los pensamientos, emociones o conductas afectan de manera sostenida tu bienestar, tus relaciones o tu desempeño en la vida diaria.
Estudios muestran que acudir a un psicólogo no solo es útil en casos de trastornos clínicos diagnosticables, sino también para manejar estrés, ansiedad, depresión leve, conflictos interpersonales o dificultades en la regulación emocional.
La evidencia respalda que incluso sesiones breves pueden generar cambios significativos cuando se utilizan enfoques basados en la evidencia, como la terapia cognitivo-conductual.
En resumen, si sientes que necesitas apoyo para afrontar situaciones difíciles o mejorar tu bienestar, la terapia psicológica puede ser eficaz y preventiva, respaldada por la investigación científica.
Al iniciar un proceso terapéutico es normal sentir una mezcla de emociones. Muchas personas experimentan nervios, incertidumbre o miedo ante lo desconocido: no saber cómo será la sesión, qué contar o si la terapia les ayudará.
También puede aparecer vergüenza, dudas o inseguridad, especialmente si es la primera vez que se pide ayuda psicológica. Al mismo tiempo, suelen coexistir esperanza, alivio o curiosidad, porque dar el paso de acudir a terapia implica buscar un cambio y cuidarse.
Sentir ambivalencia , ganas de mejorar y, a la vez, miedo a enfrentarse a uno mismo, es completamente natural. Estas emociones forman parte del inicio del proceso y tienden a disminuir a medida que la persona se siente más cómoda con el terapeuta y el espacio terapéutico.
Durante las primeras sesiones, realizaremos una evaluación en relación al motivo de consulta que nos permitirá tener una mayor comprensión de tu caso. A continuación, diseñaremos un plan de intervención individualizado en base a unos objetivos terapéuticos que estableceremos de forma conjunta. La mayoría de mis pacientes, suelen experimentar una mejora gradual a lo largo de las primeras semanas.
En las últimas décadas, la psicología ha avanzado de manera significativa gracias a la investigación científica y al desarrollo de tratamientos basados en la evidencia. Estos progresos han permitido diseñar intervenciones más específicas, eficaces y ajustadas a las necesidades de cada persona. Como resultado, la duración de las terapias psicológicas se ha reducido en comparación con el pasado. Hoy en día, en muchos casos es posible observar mejoras en un periodo relativamente breve, siempre que se trabaje con métodos validados y con la constancia necesaria.
Esto no significa que todos los procesos sean iguales, cada persona tiene su propio ritmo, pero sí que en la actulidad, los psicólogos disponemos de herramientas que permiten lograr cambios significativos en menos tiempo, ofreciendo un acompañamiento de calidad y centrado en resultados. No obstante, la duración del proceso terapéutico también depende de factores individuales y contextuales. Entre los más relevantes se encuentran el grado de implicación y compromiso del paciente, así como la experiencia y pericia del terapeuta. La combinación de estos elementos determina en gran medida la eficacia y el tiempo necesario para alcanzar los objetivos planteados.
Sí. Numerosas investigaciones han demostrado que la terapia online es tan eficaz como la presencial para la mayoría de los problemas psicológicos. Los estudios evidencian que la terapia por videoconferencia es tan efectiva como la presencial en el tratamiento de diversas dificultades psicológicas. Los pacientes mostraron mejoras significativas en sus síntomas, sin diferencias notables entre ambas modalidades (De la Torre y Pardo, 2017; Fernández-Regueras et al., 2023; Hedman‐Lagerlöf et al., 2023).
La modalidad online ofrece, además, ventajas añadidas como mayor comodidad, ahorro de tiempo y la posibilidad de acceder al tratamiento desde cualquier lugar.
La elección entre terapia online o presencial depende principalmente de tus preferencias y de lo que te haga sentir más cómodo/a. En ambos casos, el proceso terapéutico mantiene la misma calidad, confidencialidad y cercanía profesional.
No obstante, existen casos en los que la terapia online está contraindicada como:
Riesgo elevado de autolesión o suicidio.
Trastornos mentales graves con episodios psicóticos o crisis agudas.
Situaciones que necesiten evaluaciones físicas, pruebas psicológicas presenciales o intervenciones que no puedan realizarse de manera segura a distancia.
En estos casos, se recomienda la atención presencial y, si es necesario, la derivación a servicios especializados de urgencia o hospitalarios.
Depende de cada caso. Lo habitual es que al comienzo del tratamiento las sesiones tengan una frecuencia semanal. Conforme se van alcanzando objetivos, las sesiones se espacian y tienen lugar cada 15 días o 1 vez al mes, siempre de manera personalizada a cada paciente.
Al tratarse de una consulta privada, no es posible el trámite directamente con compañías aseguradoras. No obstante, algunas pólizas contemplan el reembolso parcial o total de las sesiones de tratamiento psicológico. Puedes consultar con tu compañía aseguradora si este es tu caso y qué trámites son necesarios para solicitarlo.
Muchos seguros escolares ofrecen cobertura de un determinado número de sesiones de psicología.
Aunque ambos profesionales trabajan en el ámbito de la salud mental, psicólogos y psiquiatras tienen formaciones y funciones diferentes, y a menudo trabajan de forma coordinada y complementaria.
Formación y enfoque
El psicólogo ha estudiado Psicología y, si tiene habilitación sanitaria, se especializa en la evaluación, diagnóstico y tratamiento psicológico mediante terapia y estrategias de cambio conductual y emocional.
El psiquiatra es un médico (ha estudiado Medicina) especializado en Psiquiatría. Se centra principalmente en el tratamiento farmacológico de los trastornos mentales y en el seguimiento médico del paciente.
Tratamientos
El psicólogo utiliza la terapia psicológica (por ejemplo, terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, etc.) para ayudar a modificar pensamientos, emociones y conductas.
El psiquiatra puede prescribir medicación y realizar el control médico del tratamiento cuando es necesario.
En muchos casos, psicólogos y psiquiatras trabajan de forma coordinada: el psiquiatra se encarga de la parte médica y farmacológica, y el psicólogo de la intervención terapéutica y el acompañamiento psicológico.
Ambos profesionales pueden colaborar desde sus disciplinas para ofrecer una atención integral a la salud mental.
Sí. La práctica de la psicología está regulada por el Código Deontológico del Psicólogo/a y por la normativa legal vigente en materia de protección de datos. Esto significa que toda la información que compartas en sesión se encuentra amparada por el deber de secreto profesional y será tratada con la máxima confidencialidad.
Sólo en casos muy concretos contemplados por la ley (por ejemplo, riesgo grave e inminente para tu vida o la de terceras personas, o requerimiento judicial) podría ser necesario compartir información, y en esos supuestos siempre se actuará de acuerdo con las obligaciones éticas y legales correspondientes.
Antes de comenzar las sesiones es necesario cumplimentar y firmar la documentación de consentimiento informado y de protección de datos.
Estos documentos garantizan que recibes toda la información sobre el proceso terapéutico y que tu información personal será tratada conforme a la legislación vigente. Se trata de un trámite sencillo que se realiza a través de correo electrónico.
Para elaborarlos, únicamente se solicitarán los datos básicos de identificación y contacto (nombre, apellidos, fecha de nacimiento, teléfono y correo electrónico). Toda esta información se recoge con fines administrativos y terapéuticos, y siempre será tratada con la máxima confidencialidad.
Mi enfoque es basado en la evidencia, integrador y con perspectiva transdiagnóstica.
Esto significa que utilizo técnicas y estrategias que han demostrado eficacia científica y basadas en las recomendaciones de las guías clínicas como primera opción de tratamiento para el problema por el que acude a consulta el paciente, adaptándolas a las necesidades específicas de cada persona. El enfoque integrador combina métodos de distintas corrientes psicológicas (como la terapia cognitivo-conductual, la terapia centrada en la persona, terapia aceptación y compromiso o la terapia sistémica) para ofrecer un tratamiento flexible y personalizado. La elección de las técnicas se hace según lo que sea más útil y efectivo para cada situación.
El enfoque transdiagnóstico se centra en los procesos psicológicos comunes que subyacen a diferentes trastornos o dificultades, en lugar de tratar solo los síntomas de un diagnóstico específico. Por ejemplo, problemas como la ansiedad, la depresión o el TDAH pueden compartir patrones de pensamiento disfuncionales, dificultades en la regulación emocional o conductas de evitación. Trabajar desde un enfoque transdiagnóstico permite:
• Intervenir sobre la raíz de los problemas, no sólo sobre los síntomas.
• Aplicar estrategias efectivas para múltiples dificultades de forma simultánea.
• Prevenir la aparición de nuevos problemas relacionados, mejorando la resiliencia y el bienestar general.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tipo de psicoterapia basada en la evidencia científica que ayuda a las personas a entender cómo sus pensamientos, emociones y conductas están conectados.
Parte de la idea de que muchas veces no son los hechos en sí los que nos hacen sufrir, sino la manera en que los interpretamos. Por eso, la TCC busca identificar y modificar pensamientos y comportamientos poco útiles o distorsionados, promoviendo formas más equilibradas y realistas de pensar y actuar.
Durante la terapia, el psicólogo y el paciente trabajan de forma activa y colaborativa, aprendiendo herramientas prácticas para manejar emociones, reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y afrontar situaciones difíciles.
Es un enfoque eficaz y ampliamente recomendado para tratar problemas como la ansiedad, la depresión, el estrés, los trastornos obsesivos o las dificultades de autoestima, entre otros.
